Hay momentos en la vida en los que necesitamos parar para ver dónde estamos y así poder después seguir..
En estos dos últimos años he tenido que vivir cosas que marcan a cualquier persona, momentos que han hecho mella en mi, pero que nunca dejé que me afectaran.
Siempre he sido una persona que a pesar de todo lo malo, sigo adelante, el problema está en la manera que se sigue adelante..., cuando te haces una herida necesitas curarla para seguir caminando, yo nunca me paré para curarme, seguí caminando con las heridas abiertas y sangrando, quizás tenia que haber sabido que era una locura desde el principio, pero como me sentía con fuerzas suficientes nunca me paré a descansar.
Estos últimos meses, después de recibir más palos de la vida, palos que le encanta dar continuamente y de forma inesperada, me dí cuenta que la fuerza que me caracterizaba para seguir caminando había desaparecido..no la encontraba por ningún lado..hasta que me di cuenta que era inútil seguir adelante así..por eso por fin me permití el lujo de parar, empecé a pensar que quizás había llegado el momento de sentarme y curarme estas heridas que durante años había dejado abiertas.
Este momento es cuando te das cuenta que no sabes dónde estas, ni cómo has llegado hasta ese punto.., todo a tu alrededor lo desconoces, no es lo que quieres tener, incluso tu mismo has cambiado.
En el momento en el que al verme me desconocía, mi actitud, mis forma de ver la vida, mis relaciones con los que me rodean..no entendía nada, me di cuenta que necesitaba tiempo y espacio para encontrarme, para recuperar la persona que era, esa persona que me grita alto claro que quiere ser feliz cueste lo que cueste.